Este caserío ha pertenecido durante generaciones a la familia de nuestros clientes. Desde el principio, tuvimos claro que el proyecto debía mantener su esencia, pero adaptarse a sus necesidades actuales. La planta superior, hasta entonces en bruto, ofrecía el espacio perfecto para crear dos viviendas: una principal y otra con acceso independiente, pensada para alquilar.
Acompañamos a los clientes en todo el proceso, desde el diseño inicial hasta los últimos detalles —cortinas, mobiliario, iluminación— para lograr un conjunto coherente y habitable desde el primer día. En la vivienda principal, conectada por escaleras con la planta baja (ya reformada anteriormente), diseñamos una zona de descanso luminosa y cálida: una suite con baño y vestidor, varias habitaciones familiares, un salón de invierno con vistas al monte y un pequeño office con fregadero y nevera para no tener que bajar a la cocina.
La segunda vivienda cuenta con su propio acceso desde la calle y se distribuye en tres habitaciones, dos baños, cocina y salón. Todo pensado para ser funcional, sin renunciar al carácter original de la casa.
Uno de los aspectos clave del proyecto fue la incorporación de sistemas de energía renovable: instalamos geotermia y placas solares para garantizar eficiencia energética sin perder confort. Una casa con historia, actualizada para vivir el presente y mirar al futuro.