En este proyecto acompañamos a una familia con tres hijos en la construcción de su nuevo hogar en Sopelana. Desde el principio, el reto fue claro: una vivienda práctica, con espacios bien organizados, gran capacidad de almacenaje y una conexión natural con el jardín y la piscina.
Colaboramos estrechamente con el equipo de obra, desarrollando la distribución, las instalaciones y realizando un seguimiento constante para asegurar que cada decisión respondiera a las necesidades reales del día a día. La confianza llegó recomendada por otras familias con las que ya habíamos trabajado, lo que nos permitió ir un paso más allá: también diseñamos y amueblamos el corazón de la casa, la cocina.
Optamos por tonos naturales, en armonía con el entorno y el interior de la vivienda. La gran isla central no solo estructura el espacio, sino que se ha convertido en un punto de encuentro para cocinar, compartir y disfrutar del jardín desde dentro.